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EDITORIAL. Ante la cuarta ola, no bajar la guardia

07 de enero. En los primeros días del nuevo año el tema de la pandemia ha vuelto a ocupar un espacio relevante en la agenda nacional por el incremento acelerado en el número de contagios de Covid-19.

Apenas este martes nuestro país rebasó los 4 millones de contagios oficialmente reconocidos y está a punto de alcanzar las 300 mil muertes por Covid; sin embargo, las estimaciones de las autoridades de salud indican que en realidad habría más de cuatro millones y cuarto de contagios, así como más de 451 mil fallecimientos,. De acuerdo con las actas de defunción expedidas por las oficialías del Registro Civil de todo el país.

En el estado de Oaxaca también se ha registrado un repunte importante al volver a las cifras de tres dígitos, cuando a fines de diciembre se llegaron a reportar sólo dos nuevos contagios en toda la entidad, como ocurrió el día 26.

En el municipio de Huajuapan también se mantiene una tendencia al alza, como se refleja en el hecho de que en los seis primeros días de este mes se reportaron 32 nuevos contagios, cifra muy cercana a los 35 registrados en todo el mes de diciembre.

Y aunque el 4 de enero el presidente Andrés Manuel López Obrador negó que nuestro país haya entrado en una cuarta ola, un día antes el ISSSTE había alertado a directores de hospitales y clínicas, así como a los subdelegados médicos estatales y regionales, de la presencia de la cuarta ola de COVID-19.

Las cifras oficiales nos indican que estamos viviendo nuevamente uno de los peores momentos de la pandemia, pues este jueves México registró 25 mil 821 nuevos contagios, la cifra más alta desde el 11 de septiembre pasado, cuando se reportaron 26 mil 744 casos en la cresta de la llamada tercera ola.

Este incremento explosivo tiene que ver con diversos factores, principalmente con la nueva variante denominada Ómicron, que si bien parece ser menos letal que la conocida como Delta, es mucho más contagiosa.

En los países de la Unión Europea y en los Estados Unidos de América la presencia de esta variante ha obligado a los gobiernos a adoptar medidas estrictas como el regreso al confinamiento, la aplicación de una tercera y hasta una cuarta dosis de la vacuna, el cierre de los negocios no esenciales y la prohibición del ingreso de extranjeros.

La nueva variante ha tenido un impacto brutal en la economía de las naciones: en las últimas semanas se registraron pérdidas de millones de dólares por la cancelación de miles de vuelos. Tan sólo el 26 de diciembre se reportó la cancelación de casi 8 mil vuelos en el mundo por esta causa, y el primer día de este año en Estados Unidos se cancelaron casi 2 mil más.

Pero la nueva variante del virus SARS-COV-2 no es la única causa de este incremento en el número de contagios: otra no menos importante es el relajamiento de las medidas sanitarias, pues la aplicación de la vacuna anticovid nos ha hecho caer en el exceso de confianza, al pensar de manera errónea que por estar vacunados hemos adquirido una inmunidad perpetua.

Esto se advirtió durante las festividades de fin de año, en las que calles y espacios públicos se volvieron a abarrotar de personas, muchas de ellas sin cubrebocas, y se reanudaron diversos eventos masivos. A esto se suman las desafortunadas declaraciones de funcionarios como el secretario de Salud federal, Jorge Alcocer Varela, quien dijo que en algunos casos basta con administrar a los niños tecitos, paracetamol y Vaporrub para atacar la Covid.

Ojalá el gobierno mexicano no vuelva a incurrir en el error de ir a contracorriente del resto del mundo y trate de minimizar este repunte de contagios, mientras el resto de los países adopta medidas más estrictas para proteger a su población.

Peo más allá de lo que hagan nuestros gobernantes, la responsabilidad primordial para evitar que las cifras de contagios y de muertes se sigan disparando radica en cada uno de nosotros, los ciudadanos.

Esta pesadilla que hemos vivido desde hace casi dos años está aún muy lejos de terminar. Si en verdad queremos que sus efectos sean menos devastadores y que el retorno a una realidad parecida a la que estábamos acostumbrados hasta antes de la pandemia no se siga retrasando, tenemos que seguirnos cuidando, mantener los protocolos sanitarios y no bajar la guardia. Lamentablemente, no hay otro camino.    

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