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Santa María Xochixtlapilco, cuna de las tostadas y tortillas hechas a mano

** Esta tradición que se heredó de generación en generación se ha ido perdiendo **

IMELDA GALVEZ DIAZ (2)02 de agosto. Una escena común hasta hace algunos años era la de las mujeres que se ubicaban en el exterior del mercado Porfirio Díaz con sus canastos de gran tamaño llenos de tortillas hechas a mano.

Provenían de Santa María Xochixtlapilco, donde las señoras se levantaban entre las cuatro y las cinco de la mañana para llevar al molino el nixtamal que habían preparado en casa la noche anterior.

Al regresar con la masa se ubicaban frente a los fogones alimentados con leña, y destinaban varias horas a elaborar las tortillas, las más redondas y delgadas de la región, que más tarde llegaban a las mesas de las familias huajuapeñas.

Una de las primeras mujeres que se dedicó a esa actividad fue doña Amparo Díaz Morales, quien aprendió el oficio de su tía Antonia Morales, y enseñó a su hija Imelda Gálvez Díaz los secretos del mismo.

Es doña Imelda quien recuerda los tiempos en que las mujeres de Santa María, muchas de ellas descalzas, se trasladaban caminando a Huajuapan por la carretera que entonces era de terracería y recorrían las calles con sus canastos “copeteados” de tortillas; pero también iban a Santiago Cacaloxtepec a venderlas en la plaza de ese lugar.

“Cuando éramos muy chiquitos a veces venía muy cansada; venía y se sentaba en un petate y decía ‘Ay, me cansé horrible porque me fui hasta El Chacuaco, a vender hasta Casa Blanca’, porque recorría todas las calles”, relata.

Además de las tortillas blanditas, las mujeres de la localidad elaboraban las tradicionales tostadas de sal, a las que llamaban “martajadas”, y las de manteca. Éstas últimas requerían de habilidades especiales.

“Ahí se mezcla la masa con la manteca, pero tiene su chiste y tiene su maña para hacer la masa chiclosita y que no se rompa en el momento de ponerla en el comal y tostarla. Hay que nivelar el fuego al comal, porque si está fuerte, se quema la tostada”, explica doña Imelda.

Actualmente doña Imelda es una de las pocas personas que aún se dedican a la elaboración de los totopos de sal y de manteca, así como las memelitas de frijol, generalmente bajo pedido. La mayor demanda la tiene en la temporada de Navidad, en Semana Santa, durante la feria de julio y en Todos los Santos, pues sus principales clientes son personas que visitan la región en esas fechas.

La elaboración de tortillas y totopos artesanales es una tradición que se ha ido perdiendo en Santa María Xochixtlapilco, debido entre otros factores a la proliferación de las tortillerías, y el que muchas mujeres la han abandonado porque el humo les hace daño; esto ha traído como consecuencia que sólo quede uno de los tres molinos de nixtamal que existían en la localidad.

Doña Imelda ejerció el magisterio durante más de un cuarto de siglo en una escuela particular, pero al salir de su trabajo dejaba la bolsa de mano y los tacones, y empezaba a hacer las tostadas que su mamá vendería al día siguiente. Con la llegada de la pandemia tuvo que dejar el trabajo, y ahora atiende por las noches su puesto de antojitos ubicado a la entrada de la localidad.

Aunque algunas personas, entre ellas sus compañeras de trabajo, se sorprendían de que una profesora como ella se dedique a elaborar tostadas, a ella no le avergüenza ejercer ese oficio. Por el contrario, se siente orgullosa y agradece a su madre por haberle enseñado la técnica y los secretos del mismo; y con una de sus hijas está empeñada en que esta tradición que fue el sustento de muchas familias y dio identidad a Santa María Xochixtlapilco, se mantenga viva.

Francisco Círigo

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