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Miguel Ángel Castro Muñoz ya es el noveno obispo de Huajuapan; fue ordenado y tomó posesión del gobierno pastoral de la diócesis

** “Vengo dispuesto a seguir sembrando junto con mis hermanos sacerdotes”, aseguró en su primer mensaje **

Miguel Ángel Castro Muñoz 0218 de junio. Once meses y quince días después de la muerte de Monseñor Teodoro Enrique Pino Miranda, este jueves la Diócesis de Huajuapan volvió a tener obispo, cuando el sacerdote poblano Miguel Ángel Castro Muñoz fue ordenado en presencia de doce obispos, dos arzobispos y el nuncio apostólico Franco Coppola.

Previamente había tomó posesión del gobierno pastoral de la diócesis en una ceremonia a puerta cerrada efectuada en la Catedral Diocesana, en presencia del representante papal y de los siete sacerdotes integrantes del Colegio Capitular Diocesano.

Ante más de un centenar de sacerdotes, religiosas y decenas de laicos congregados en el Teatro al Aire Libre “San Juan Pablo II” del Seminario Diocesano de San Rafael Arcángel, Castro Muñoz se convirtió en el noveno obispo de esta diócesis, entre el estallido de cohetes y el repicar de las campanas, cuando en los relojes faltaban sólo siete minutos para la una de la tarde.

Minutos antes, el administrador apostólico Rogelio Palma Tapia, a nombre de la Diócesis de Huajuapan, solicitó la ordenación episcopal de Miguel Ángel Castro Muñoz:

“Reverendísimo padre, la Iglesia de Huajuapan pide que ordenes obispo al presbítero Miguel Ángel Castro Muñoz”… “¿Tienen el Mandato Apostólico?”… “Sí lo tenemos”… “Ten la bondad de leerlo”.

Después de que fue leído el mandato del Papa Francisco por medio del cual confirió a Castro Muñoz la responsabilidad de conducir esta diócesis con el carácter de obispo, el nuncio apostólico Franco Coppola pronunció la homilía, gran parte de la cual no se pudo apreciar debido a fallas en el sonido local.

Luego el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, procedió a encabezar la liturgia de la ordenación, dentro de la cual Castro Muñoz rindió el juramento de fidelidad a la Iglesia Católica y escuchó el Canto de las Letanías tendido boca abajo en el piso. Después se procedió a la imposición de las manos por parte de los obispos, arzobispos y el representante papal; a la oración de la ordenación; a la unción con el crisma y a la entrega de las insignias episcopales: el anillo, la mitra y el báculo.

Al término de la eucaristía, ya ungido como obispo, Monseñor Castro Muñoz dirigió su primer mensaje, en el que destacó que en momentos de crisis como el actual, agravado por la pandemia, la Iglesia Diocesana debe seguir madurando con la colaboración de todos, a favor de una renovada evangelización.

“La Iglesia Diocesana, tras el fallecimiento de monseñor Teodoro Enrique Pino Miranda -momento triste sin duda, pero vivido con esperanza y gratitud a Dios por su ministerio episcopal durante casi 20 años en favor de su Iglesia, de las almas- no ha dejado de orar, caminar y crecer bajo el cuidado del único buen pastor cuya palabra es viva y eficaz”, manifestó.

Confió en que las oraciones de todos permitirán que su presencia y ministerio sean un don de Dios para la salvación de esta Iglesia Diocesana que le ha sido confiada “como obispo, maestro, sacerdote y pastor”, para lo cual trabajará al lado de los sacerdotes.

“Vengo dispuesto a seguir sembrando junto con mis hermanos sacerdotes, colaboradores inmediatos del ministerio episcopal, para que el reinado de Dios sea siempre una realidad tangible y palpable entre nosotros, con toda su fuerza riqueza y novedad de una auténtica vida cristiana”, reiteró.

Como invitados especiales estuvieron el director de Asuntos Religiosos de la Secretaría General de Gobierno, Hugo Zavaleta Vega, en representación del gobernador Alejandro Murat Hinojosa, así como la presidenta municipal Juanita Cruz Cruz y el alcalde electo Luis de León Martínez Sánchez, entre otros.

Francisco Círigo

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