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REPORTAJE. Una luz al final del camino

YUCUNA

29 de mayo. Hoy en día el tema en la casa, en la oficina, en las calles, y entre las autoridades gubernamentales es la pandemia del Coronavirus, que ha invadido gran parte del mundo, dejando una estela de muerte a su paso.

Aunque algunos países han superado la etapa más difícil y han iniciado el retorno a la normalidad, en México aún no sabemos a ciencia cierta si ya llegamos al pico de la pandemia, y mucho menos cuándo empezaremos a salir de esta crisis.

Pero a pesar de los efectos negativos que en todos los aspectos ha arrojado el Covid 19, a pesar de que el panorama es oscuro e incierto, no todo está perdido, pues algunas comunidades han tenido la capacidad de descubrir en las circunstancias adversas una ventana de oportunidad.

Si lugar a dudas, el Coronavirus llegó para quedarse, y esto nos obliga a adaptarnos a las nuevas circunstancias, a enfrentar nuevos retos y a acostumbrarnos a un nuevo modo de vida. Los cambios que nos impone son por demás complicados para las personas y para la sociedad, pero también puede representar la posibilidad de hallar nuevas formas de convivencia social y de desarrollo para los pueblos; de descubrir los talentos ocultos, explotar las potencialidades de los pueblos de la Mixteca, e incluso retomar algo de lo que se ha ido perdiendo con el paso del tiempo.

En el caso del municipio de Santos Reyes Yucuná, la pandemia ha propiciado el retorno de gran parte de los jóvenes que emigraron de la comunidad en busca de mejores oportunidades de vida, y en ellos ha fincado la posibilidad de transformar lo que parecía un oscuro destino vinculado a su propio nombre.

Y es que el vocablo Yucuná proviene de las voces “yucu” que significa cerro, y “naa” que significa oscuro; es decir, cerro oscuro.

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Sin embargo, el retorno de sus jóvenes que se encontraban en diversas entidades del país y en la unión americana hace albergar la esperanza de que ese municipio rompa las tinieblas y empiece a sentar las bases de un futuro luminoso.

Con el paso de los días, los jóvenes de Yucuná, los “hijos pródigos” han empezado a dar vida nuevamente al campo que estaba abandonado desde hace más de dos décadas, y con ello están iniciando lo que podría ser la reactivar económica de ese municipio que ha sido castigado en todos los aspectos: político, social, económico y educativo, y padece una realidad caracterizada por el rezago y la marginación.

El presidente municipal, Sergio Francisco Amado Aja, considera que el Covid 19 también puede representar una oportunidad para Santos Reyes Yucuná.

“Como siempre le he dicho a la población que no se desanime, que esto va a pasar; hemos pasado momentos más difíciles y hemos sobrevivido, y esto que estamos viviendo nos puede dejar un aprendizaje, valorar la familia. Hoy es el momento de cambiar de mentalidad y reactivar el campo. Es muy bonito vivir aquí, pero eso sí, hay que trabajar mucho. A mi población les digo que no hay que desanimarnos, y echarle muchas ganas”, dijo.

Mencionó que hace más de 20 años fueron abandonadas más de 100 hectáreas de cultivo por las familias que emigraron en busca de una vida mejor para los suyos, pero sus raíces y su compromiso se mantienen, o al menos deben mantenerse en Yucuná.

El edil dijo que en la mayoría de quienes actualmente están trabajando el campo son los jóvenes.

CAMPO

“Ahora con el problema de la pandemia muchos de ellos regresaron al municipio de Santos Reyes Yucuná; no les quedo de otra, más que buscar sus tierras. Muchos de ellos entraron al programa de Sembrando Vidas, por ello la mayoría está limpiando las tierras, porque van a sembrar maíz y frijol. Ahorita tenemos el 90 por ciento de la población en el municipio”, dijo.

Aseguró que el trabajo no es nada fácil, pero esta reactivación de una parte del campo les pudo haber caído como anillo al dedo, porque en un primer momento la producción que se obtenga va a beneficiar a la población con alimentos, los cuales adquieren actualmente en otros municipios de la zona.

“Van a comprar maíz a Mariscala o Tonalá; las señoras compran de dos a tres costales de maíz, y por el momento esto les ha servido para hacer sus tortillas a mano, que por cierto esta práctica ya no se realizaba en la comunidad”.

El edil confió en que la pandemia permita un cambio en ese municipio, porque “no hay mal que por bien no venga”, y quienes hoy han retornado a la comunidad están iniciando lo que podría ser la reactivación del campo, que por muchos años estuvo muerto.

Hoy la pandemia ha dado una nueva oportunidad a los habitantes de Yucuná: la de volver a sus raíces, a la tierra que los vio crecer, y construir una realidad distinta, porque siempre habrá una luz al final del túnel.

-Denise Luengas

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