Sistema Radiofónico Informativo

EDITORIAL. Los peligros de la vida son infinitos, y la seguridad es uno de ellos

SRI-8

20 de marzo. Los actos delictivos que se registran hasta en los lugares más inhóspitos de nuestro país y que atentan contra la seguridad de los ciudadanos se han convertido en el pan nuestro de cada día.

Hoy en día los ciudadanos no estamos a salvo en ningún lugar de la República Mexicana, pues las calles, las carreteras, las escuelas, las iglesias, los centros de trabajo, las tiendas y hasta los hogares se han convertido en lugares propicios para que los delincuentes cometan sus fechorías; es más, ya no importa siquiera la hora, pues en cualquier momento del día cometen los atracos, y no solo eso, sino que incluso privan de la vida a cualquier ciudadano que haya tenido la mala fortuna de cruzarse en su camino.

Es tal la descomposición social y la falta de autoridad en la que vivimos que los crímenes se cometen a cualquier hora del día, en cualquier lugar, y cada vez con mayor crueldad y saña. Desgraciadamente, nuestro país se ha convertido en tierra de nadie… o, mejor dicho, en tierra de los grupos delincuenciales.

Cada día crece la exigencia de los ciudadanos hacia las autoridades de los tres órdenes de gobierno, y en particular hacia las instancias encargadas de la procuración e impartición de la justicia para que hagan su trabajo. Cada día crece el enojo de los ciudadanos, ante la falta de resultados y la percepción de que estamos ante un estado fallido.

La estrategia gubernamental de seguridad parece inexistente, pues cada día las bandas delincuenciales ganan más terreno para hacer de las suyas; a diestra y siniestra roban, secuestran, asesinan, y todo esto en la más absoluta impunidad. Pareciera que las autoridades ni ven ni oyen lo que está ocurriendo a lo largo y ancho del territorio nacional.

La semana pasada, la indignación y el reclamo se hicieron presentes en Huajuapan, ante el incalificable asesinato de una respetada profesional de la medicina, y de su esposo, quienes no sólo fueron despojados de su vehículo y de sus pertenencias, sino también privados de la vida en el tramo Izúcar de Matamoros-Tehuitzingo de la carretera federal 190, en territorio del estado de Puebla.

La doctora Jandy, como era conocida en Huajuapan, fue abatida en el lugar del atraco, en tanto que su esposo, el licenciado Ildefonso, luchó por su vida durante una semana, y finalmente perdió la batalla, ante la gravedad de sus lesiones. De un plumazo, manos criminales acabaron con la vida de dos personas de bien y dejaron en la orfandad a dos jovencitos que apenas trataban de abrirse camino en la vida.

Pero este no fue el único caso: esta misma semana, en otro intento de asalto registrado en la carretera federal 125 Huajuapan–Tehuacán, a la altura del municipio de Santiago Chazumba, criminales armados asesinaron al custodio de una empresa farmacéutica privada.

Estos hechos se suman a los muchos asaltos de que han sido víctima varios ciudadanos, comerciantes y empresarios de Huajuapan, o proveedores de los mismos, en las carreteras federales Huajuapan-Tehuacán, y Huajuapan-Izúcar de Matamoros.

Ante estos hechos, muchos ciudadanos, e incluso algunas autoridades han levantado la voz para urgir a los gobiernos estatales y federal que pongan manos a la obra y hagan algo para frenar la ola delictiva que se ha adueñado de las dos principales carreteras de acceso a esta ciudad.

Hoy el país vive una crisis en materia de seguridad que requiere de acciones concretas y contundentes para terminar con el terror que se adueña de los ciudadanos al salir a las calles y carreteras de todo el país. La creación de la Guardia Nacional ha servido de muy poco, al menos en lo que se refiere a disminuir la incidencia de asaltos en estos dos tramos carreteros que están perfectamente identificados.

Hoy, como lo describió el poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán Johann Wolfgang von Goethe, los mexicanos enfrentamos cada día y en todo lugar, los peligros de la vida, que son infinitos, y la seguridad es uno de ellos.

Es el momento de que las autoridades asuman con seriedad este tema, pues no es posible que este tipo de actos criminales sigan ocurriendo un día sí y el otro también. Es indispensable que se diseñen e implementen verdaderas acciones para terminar con el infierno que vivimos los ciudadanos cada vez que salimos de nuestra casa.

Está más que visto que la honestidad, las estampidas del Corazón de Jesús en la cartera y los tréboles de la suerte no funcionan como escudo protector. Hace falta que nuestras autoridades asuman este tema con seriedad y con profesionalismo, y no con ocurrencias o malos chistes.

error: ¡Contenido Protegido!