Sistema Radiofónico Informativo

EDITORIAL. Cero y va uno

SRI-8

06 de diciembre. Llegamos al primer año de la administración que encabeza Andrés Manuel López Obrador y el balance de la primera etapa del gobierno de la autodenominada Cuarta Transformación dista mucho de ser positivo; y el panorama que se presenta ante los mexicanos no es nada alentador.

Es verdad que también ha habido aciertos, aunque con las reservas del caso, porque no todo lo que brilla es oro. En primer lugar, debemos destacar que el presidente es un verdadero experto en el manejo de la imagen pública y de los medios de comunicación, principalmente los llamados “alternativos”; no por nada se ha pasado muchos años recorriendo el país y conociendo a la gente, lo que le ha permitido saber lo que los ciudadanos quieren escuchar.

Un aspecto positivo es que López Obrador ha desmitificado la figura presidencial y se ha convertido en un presidente cercano a la gente, que lo mismo entra a un OXXO a comprar un café que se detiene en una fonda a un lado de la carretera para comer.

Uno de sus principales logros –así destacado en el discurso pronunciado con motivo de su primer año de gobierno– es su política social basada en programas asistencialistas dirigidos principalmente a jóvenes, adultos mayores, madres solteras y “ninis”, como se les ha denominado.

Otros de los logros de los que el presidente ha hecho alarde son los relativos a la llamada “austeridad republicana” y al combate a la corrupción.

Sin embargo, estos aparentes avances también tienen sus bemoles: en el caso de los programas asistencialistas, es del dominio público que estos se caracterizan por ser utilizados con evidentes fines electorales, a través de los operadores políticos de Morena disfrazados de “Servidores de la Nación”.

En el caso de la “austeridad republicana”, a los mexicanos “nos ha salido más caro el caldo que las albóndigas” porque, por una parte, al amparo de la misma han sido despedidos miles de trabajadores de diversas dependencias de Gobierno, que han pasado a engrosar las filas de los desempleados.

Por otra parte, la cancelación de obras como el Nuevo Aeropuerto Internacional de México que se construía en Texcoco nos ha costado miles de millones de pesos, mucho más de lo que supuestamente se pretendía ahorrar. ¿Y qué decir del avión presidencial? La decisión populista de no utilizarlo nos está costando mucho más, porque de todas maneras se sigue pagando no sólo el arrendamiento, sino también el tenerlo estacionado en un hangar de los Estados Unidos, además de que ni hay compradores y difícilmente los habrá.

Pero pasando a los puntos flacos de la administración de López Obrador, las cosas no pintan nada bien: las cifras en materia económica, de seguridad y de corrupción, solo por mencionar algunas no parecen favorecedoras para esta cuarta transformación.

Más allá de los detractores o los defensores de AMLO, el tema es más profundo pues todos buscamos un país donde la corrupción, el narcotráfico, los robos y asaltos, entre otros delitos sean realmente erradicados.

Hoy no se trata de señalar la popularidad de un mandatario federal, ni de rencores o adulaciones para un personaje de la política mexicana, se trata de una realidad que muestra un país que cada vez parece ir en picada.

Las cifras de muertes no solamente continúan sino han crecido; la economía no solo no es mejor, sino que cada vez existe incertidumbre sobre el rumbo del país.

AMLO está empecinado en desparecer todo lo que huele a pasadas administraciones, acabando con acciones y programas que realmente han funcionado como las instancias infantiles o el seguro popular, políticas públicas exitosas, que no nos apartamos existieran casos excepcionales de un mal manejo, pero que debió de analizar y depurar.

El presidente pareciera su deporte favorito el culto a su personalidad, eso será la historia y los ciudadanos quienes lo evaluarán más adelante; antes el presidente debe dejar de lado su autopromoción y poner manos a la obra, que lo demás el tiempo lo calificará.

Sabemos que en un año el panorama de un país como el de México no cambiará de la noche a la mañana, por ello él mismo en su primer informe de gobierno pidió a los mexicanos le den tiempo para que realmente cambien las cosas.

Un año se pasó volando y los mexicanos no sé qué tanto aguanten la actual situación, lo que sí sabemos es que cero y van uno.

error: ¡Contenido Protegido!