21 de junio. Escuchar la sirena de ambulancia para muchos es una angustia; para otros se ha convertido en su forma de vida, ya que en su momento tomaron la decisión de dar su tiempo, sus conocimientos y sus esfuerzos a la noble labor de salvar vidas en peligro.
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El paramédico de la corporación de Respuesta Oportuna de Técnicos en Emergencias Médicas (ROTAM) y Comisión Nacional de Emergencia (CNE), delegación Tamazulapan, Edgar Antonio Robles Castillejos, mencionó que es indispensable estar capacitados y actualizados para brindar una atención adecuada y prestar el servicio cuando se registra algún accidente o siniestro; el objetivo siempre es salvar vidas.
Mencionó que estar comprometidos con su labor los 365 días del año genera una gran satisfacción, aunque para ello en muchas ocasiones se tienen que dejar de lado la convivencia familiar, los ratos de descanso y los días festivos, para brindar el auxilio a quién lo necesita, sin importar las contingencias climatológicas.
“Nos enfrentamos a todo, desde insultos, bloqueos, situaciones donde los mismos familiares niegan la atención de auxilio, agresiones por parte de personas alcoholizadas, e incluso también satisfacciones, como cuando nos agradecen en la calle el auxilio prestado. Son situaciones encontradas. Cuando lamentablemente, por las lesiones o gravedad fallecen los pacientes, sí nos afecta en la parte sentimental”, comentó.
La delegada de la Comisión Nacional de Emergencia (CNE) delegación 039, Ofelia Alvarado García, conocida como “Ave Fénix” dijo que ser rescatista ha dejado en su vida y en la vida de quienes se dedican a ser socorristas o paramédicos, satisfacciones inmediatas e inmensas. Señala que no cualquiera ejerce esa actividad ni brinda su tiempo y sus conocimientos para ayudar de manera voluntaria a salvar vidas.
Mencionó que, para hacer frente a las emergencias en accidentes automovilísticos o desastres naturales, la capacitación y el adiestramiento son la base para enfrentar los retos, sin importar las limitantes para brindar la ayuda al prójimo.
Dijo que, sin importar el peligro que implica estar arriba de una ambulancia, el objetivo del socorrista es llegar al lugar donde se requiere la ayuda lo más pronto posible, pues un minuto y hasta un segundo pueden ser decisivos para salvar vidas.
“La capacitación del personal es una necesidad para brindar un servicio al 100 por ciento, para el beneficio de las personas accidentadas”, dijo.
Por su parte, el delegado de la CNE 020, Carlos Torres González, manifestó que uno de los principales problemas para brindar la atención a personas que requieren la ayuda es el tráfico, principalmente sí es en el centro de Huajuapan, ya que al no tener calles amplias la circulación se complica, principalmente en calles como Juárez, Casimiro Ramírez y 16 de septiembre, entre otras.
Mencionó que actualmente ya existe más conocimiento y concientización en los automovilistas o transportistas, quienes al escuchar el sonido de la sirena ceden el paso a las ambulancias que van a prestar un servicio.
“Nos enfrentamos a padecer un accidente por la velocidad en la que vamos, o también a que familiares de las personas impidan realizar su labor para auxiliar a los lesionados”, comentó.
Torres González, expresó que ser socorrista no es fácil; por ello dijo que año con año, cada 24 de junio, festejan el Día del Socorrista, para agradecer a cada uno de los que se dedican a esa noble labor su esfuerzo, sin importar a que corporación pertenezcan.
Mencionó que desde 1980 la CNE brinda el apoyo a las personas que así lo requieren, con la única satisfacción de salvar vidas y ayudar a quién así lo necesita, sin importar los riesgos a los que se enfrentan.
“Tenemos el mismo riesgo de sufrir un accidente en la zona del accidente, por la adrenalina con la que acudimos “, reitero.
Los socorristas y paramédicos, quienes día a día arriesgan la vida propia para brindar el auxilio a quien lo requiere, señalan que su labor de salvar vidas no se podría complementar sin el apoyo de corporaciones de seguridad, así como personal médico y de enfermería de distintos hospitales a donde llevan a los lesionados. Además, señalan que ir a bordo de una ambulancia no les garantiza salvaguardar su propia integridad física.
Pero para un socorrista, todo, absolutamente todo, vale la pena, cuando se logra el objetivo de salvar una vida humana.
– Gerardo Cruz
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