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EDITORIAL. Como barril sin fondo

SRI-8

03 de mayo. El paro de 48 horas realizado esta semana por la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación es una clara muestra de que los cambios que se han registrado en el país a partir del 1 de diciembre del año pasado no han llegado al terreno de algunas organizaciones gremiales como la CNTE que, como lo han asegurado algunos legisladores y actores políticos, parecen no saciarse con nada.

El tema de la contrarreforma educativa propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador e impulsada por los legisladores afines a su proyecto ha sido el pretexto para que la CNTE cumpla “religiosamente” con la jornada de movilizaciones y paros que cada año realiza en estas fechas.

Esta semana volvimos a padecer la suspensión de labores que dejó sin clases durante dos días a miles de alumnos oaxaqueños y provocó una vez más el desquiciamiento del tráfico y de la vida cotidiana en la ciudad de Oaxaca.

Pero a pesar de que el presidente de la República ya expidió acta de defunción y declaró sepultado al antiguo régimen, las movilizaciones y chantajes de la CNTE se siguen realizando exactamente igual que en los mejores tiempos del oficialmente fallecido viejo régimen; tal parece que esta “cuarta transformación” tampoco tiene ni tendrá el antídoto para terminar con estas malas prácticas de los maestros disidentes.

Con algunas mínimas variantes, las acciones son las mismas que el magisterio oaxaqueño ha venido realizando desde hace casi cuatro décadas. Esta vez los integrantes de la Sección 22 informaron que el 50 por ciento en sus agremiados asistió el primero de mayo a la marcha nacional que partió del Ángel de la Independencia y culminó en el zócalo de la Ciudad de México.

El mismo día, en la capital de nuestra entidad el otro 50 por ciento de los integrantes de esa sección marchó del Monumento a Juárez, en la agencia de Viguera, al zócalo de la ciudad de Oaxaca, y al día siguiente sus agremiados realizaron diversas movilizaciones en las regiones del estado.

Y no para ahí la cosa: la Sección 22 ya anunció que a este paro de 48 horas seguirá una cadena interminable de movilizaciones; y nomás para empezar, los días 15, 16 y 17 de este mes de mayo, los integrantes de esa sección realizarán un nuevo paro, ahora de 72 horas, y diversas movilizaciones en la capital del país y en el estado de Oaxaca.

Nuevamente los hechos parecen indicar que la luna de miel entre el gobierno que encabeza el presidente López Obrador y sus antiguos aliados electorales ha llegado, o al menos está llegando a su fin. Al presidente no le ha funcionado la estrategia de “diálogo, diálogo y más diálogo”, que presentó como la fórmula mágica para acabar con los conflictos sociales, como tampoco le ha funcionado la de “abrazos y balazos”, que supuestamente terminaría con la violencia en el país, porque, como apuntó acertadamente alguien hace unos días, “ha habido más muertos con la paz de López Obrador que con la guerra de Calderón”.

Los jaloneos apenas empiezan, pero al menos hasta hoy se han impuesto los líderes de la CNTE, que en eso de doblegar a los gobiernos estatales y federal ha demostrado ser unos auténticos y viejos lobos de mar. Como lo hicieron en su momento con los gobiernos priistas y panistas, los maestros disidentes le han hecho “manita de puerco” al gobierno morenista.

La tantas veces repetida promesa de que con el arribo de un nuevo gobierno al poder terminarían las movilizaciones que atenta contra los derechos, la tranquilidad y la economía de los mexicanos, y principalmente de los oaxaqueños, corrió la misma suerte que muchas otras que resultaron más falsas que la supuesta resurrección de Juan Gabriel, o que en el mejor de los casos sucumbieron ante el frentazo con la realidad.

Es tiempo de que el presidente López Obrador implemento estrategias diferentes, porque lo que ha intentado incluso hoy simplemente no ha funcionado. Está más que visto que echar abajo la reforma educativa de Enrique Peña Nieto, que borrar de un plumazo las evaluaciones a los maestros y que ceder en casi todo a las exigencias del esa coordinadora no ha sido suficiente para los líderes de la CNTE.

La pregunta es: ¿Qué hay de fondo en las exigencias del magisterio disidente?; y la respuesta es muy simple y se reduce a una sola palabra: “MÁS”; es decir, siempre más, y más y más. Por más posiciones, canonjías, privilegios y poder que se les otorgue, siempre querrán más, más y más.

El problema del magisterio disidente se ha convertido en un verdadero cáncer que parece no tener cura, porque mientras más se les da, más exigen. Como dice los ciudadanos de a pie: no tienen llenadera, o dicho de otra manera, se han convertido en un verdadero barril sin fondo.

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