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EDITORIAL. La adicción a los bloqueos

SRI-8

24 de agosto. El estado de Oaxaca está lleno de tradiciones y costumbres; se han hecho costumbre la prestación del tequio para la realización de obras o el mejoramiento de espacios de uso común; son tradiciones los Lunes del Cerro, el Martes de Brujas, las bodas oaxaqueñas que se realizan en diversas regiones de la entidad, en cada una de ellas con sus particularidades; y por supuesto, ¡la bendita costumbre de degustar un buen mezcal!, entre otras; pero también se han convertido en costumbre, que algunos líderes pretenden elevar al rango de “tradición”, los bloqueos de calles, carreteras y tiendas departamentales, así como las tomas de oficinas públicas y otras prácticas que diversos grupos, organizaciones, sindicatos y gremios utilizan de manera recurrente para exigir a las autoridades la satisfacción de sus demandas de todo tipo.

En nuestra entidad, la costumbre de lucrar con los movimientos y luchas “sociales” es una verdadera enfermedad que se está convirtiendo en un cáncer. Hoy en día no sólo se han vuelto “normales” las manifestaciones de maestros, transportistas, y diversos sindicatos, sino que ahora también se manifiestan por cualquier motivo ciudadanos, vecinos, padres de familia, estudiantes, comerciantes, abogados y otros grupos habidos y por haber.

Es impresionante cómo todos los grupos que se manifiestan en nuestro estado y en los municipios utilizan de manera recurrente el mismo discurso: “Si no nos manifestamos, las autoridades no nos hacen caso”.

Esto en parcialmente cierto, pues en no pocos casos las autoridades no atienden de manera oportuna las demandas y dejan crecer los problemas; pero en muchos otros, tal vez la mayoría, los grupos, organizaciones, sectores o ciudadanos que se manifiestan se montan en su macho y exigen que las autoridades les den todo lo que piden, aunque sea algo fuera de la ley, imposible de conceder, o afecte a la comunidad o a otros sectores.

En lo que no se puede atenuar la responsabilidad de las autoridades federales, estatales y municipales es en el hecho de no poner un alto a las acciones de presión que afectan a los ciudadanos y provocan un verdadero caos en la entidad y en diversos municipios, entre ellos Huajuapan.

Anteriormente los bloqueos o tomas de oficinas y edificios públicos eran el último recurso para plantear una demanda, después de haber agotado todos los canales e instancias legales sin obtener respuesta; hoy son el recurso inmediato para plantear una petición, una exigencia o un reclamo, algunas veces legítimos, pero otras veces fuera de la razón, e incluso absurdos.

Los reclamos que origina este tipo de expresiones pueden ir desde la prestación de un servicio básico o la realización de una obra, hasta el cumplimiento de verdaderos caprichos de algún grupo, con el ya trillado argumento de: “¡Pues no hay de otra; si no hacemos esto el gobierno no nos escucha!”.

Esta situación ha llegado al descaro y se ha convertido en una verdadera pachanga, pues tan sólo la semana pasada y la que está a punto de concluir, los bloqueos de calles y las afectaciones que éstos provocan a los ciudadanos, se han convertido en parte del paisaje urbano de nuestra ciudad.

Los bloqueos de vialidades y carreteras, la toma de oficinas públicas y hasta la retención de maquinaria pesada durante las dos últimas semanas en Huajuapan los han protagonizado el Frente de Abogados de la Mixteca, vecinos de las colonias Reforma Agraria y Las Campanas, el sitio de taxis Xitui Ichi, la Organización de Transporte Alternativo de la Mixteca (OTAM), el Consejo del Transporte de Huajuapan (CTH), la Unión de Transportistas Alternativos de la Mixteca (Utamix), la Asamblea de Pueblos Indígenas (API) y el Sindicato Libertad.

Durante estas dos semanas el único día que no se registraron acciones de este tipo fue el domingo 19 de agosto.

Las demandas de quienes llevaron a cabo estas acciones fueron de lo más diversos, desde la exigencia de poner en funcionamiento el Centro de Justicia, hasta el aumento de las tarifas del transporte público, pasando por la realización de operativos contra el transporte irregular, la asignación de otra base de taxis en el centro de la ciudad, la construcción de topes y hasta el anuncio de que un grupo de camioneros materialistas abandonó una organización para sumarse a otra.

Lo que resulta hasta de risa es que un grupo de taxistas realice un bloqueo para exigir que se les asigne una base en el centro, y el otro lo haga para exigir lo contrario; así también, que los que se han ostentado como “defensores del pueblo”, hoy realicen acciones de este tipo para exigir aumento en las tarifas del servicio; y que los taxistas “piratas” del año 2006, quienes en ese entonces realizaban bloqueos para exigir que no se realizaran operativos contra el transporte irregular, hoy, cuando ya tienen en su poder las tan ansiadas concesiones, exijan que se realicen operativos contra los taxistas “piratas” del 2018.

Tal parece que hay líderes para quienes los bloqueos y la toma de dependencias se han convertido en una verdadera adicción, pues lo mismo recurren a ellos para abanderar a un grupo de vecinos y meter su cuchara para tratar de interferir en la realización de la feria o en asuntos de camioneros, que para “solidarizarse” con los abogados en temas que nada tienen que ver con el transporte público.

Lo grave de esta situación es que los comerciantes del centro ya han reaccionado ante estas acciones que afectan sus ventas, y si a esto se suman los ciudadanos, existe el riesgo de que se registren fricciones, e incluso confrontaciones, debido al hartazgo que estas acciones han provocado.

Ya existen antecedentes al respecto: en el año 2006, cuando un grupo de transportistas bloqueó prácticamente todo el centro de la ciudad, los ciudadanos se organizaron y retiraron con grúas los vehículos, liberando totalmente las vialidades. Y si en aquella ocasión los transportistas no se registró un enfrentamiento, siempre existe el riesgo de que surja una confrontación violenta a la que nadie en su sano juicio debe apostar.

Hoy es necesario que los líderes que promueven los bloqueos reflexionen y valoren si este tipo de acciones han traído algún beneficio algún beneficio para los ciudadanos de Huajuapan y la entidad, o simplemente responden a una conducta adictiva.

Lo cierto es que cada vez son más los ciudadanos que exigen: “¡Ya basta de bloqueos!”.

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