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EDITORIAL. “Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe”

SRI-8

08 de septiembre. Las frecuentes marchas y cierres de carreteras se han vuelto el pan de cada día en Oaxaca. Los mismos grupos, los reclamos de siempre han provocado el desgaste de los movimientos de protesta y de la imagen de quienes los promueven.

EDITORIAL:[audio:http://audio.xeouradio.com/REPORTAJES/15 REPORTAJE_RASTRO HUAJUAPAN_28042017.mp3] 

Cada vez son más los ciudadanos que reprueban las movilizaciones que perturban sus actividades, afectando la economía del Estado y terminan en actos vandálicos y violentos. Pero el hartazgo ante estas protestas ya no es sólo de los ciudadanos, sino también de muchos de los mismos integrantes de las organizaciones, quienes rechazan los desgastados argumentos de sus dirigentes y reprueban las amenazas de que son víctimas, para participar en dichas manifestaciones, por lo que han dejado de hacerlo.

Muchos integrantes de los grupos que se manifiestan son personas pacíficas que en un momento dado creyeron que participaban en una lucha legítima; otros sabían desde el principio que los verdaderos motivos de su movimiento no eran las reivindicaciones laborales o sociales, sino los intereses políticos y económicos de sus líderes. Pero unos y otros se fueron desencantando al ver que las manifestaciones terminan en agresiones a corporaciones policiacas y hasta al Ejército, en daños a edificios públicos y privados, secuestro y destrucción de vehículos oficiales y particulares, actos de rapiña contra comercios así como unidades de transporte de mercancía y afectando la libre circulación y hasta la Libertad de Expresión en muchos casos.

En las manifestaciones de estos grupos las pancartas han sido sustituidas por bombas molotov y cohetones; los sombreros para protegerse del sol por capuchas para ocultar el rostro y delinquir en el anonimato.

Para no ir muy lejos, apenas este viernes, con motivo de la visita del presidente Enrique Peña Nieto para inaugurar el Centro Cultural y de Convenciones de Oaxaca, un grupo de integrantes del magisterio y normalistas agredió a los elementos de la Policía que les cerró el paso cuando intentaban sabotear el evento oficial, agrediendo verbalmente a los participantes en el XXIV Congreso del Comercio Exterior, muchos de los cuales optaron por retirarse para ponerse a salvo, asimismo dañaron con un cohetón el helicóptero en el que viajaba un grupo de periodistas, lo que estuvo a punto de ocasionar una tragedia que pudo haber costado la vida a los comunicadores que sólo realizaban su trabajo.

Asumiendo los manifestantes la responsabilidad de este hecho, y es más, declarando que se equivocaron de nave. Por lo que suponemos que lo que ellos tratarían de acertar a la aeronave en la que viajaba el presidente, de haber sido así y este hubiera caído con la perdida de la vida del presidente seguramente que no tienen la menor noción de la forma tan terrible en que repercutiría este hecho en todo el país, no solo política sino económicamente afectando negociaciones de alto nivel que se llevan a cabo como es el tratado de Libre Comercio, con consecuencias en devaluaciones para nuestra moneda y afectaciones en empleos e industrias.

Por este tipo de acciones violentas que ponen en riesgo la integridad y la vida de los integrantes de los cuerpos de seguridad y de los propios manifestantes que son utilizados como “carne de cañón”, es por lo que en las más recientes manifestaciones del magisterio oaxaqueño, al no contar ya con el control que ejercieron a través del IEEPO para obligar a los maestros asistir a sus manifestaciones, se ha notado la ausencia de muchísimos de sus integrantes que decidieron no acudir; motivo por el cual la sección 22 insisten en recuperar ese control a través de su llamada bilateralidad para así tener nuevamente un arma que permita a través del chantaje a los maestros, hacer fuerte su movimiento, dado que actualmente el IEEPO es el único autorizado para realizar el manejo administrativo (permutas, ascensos. bases ), que interesan a los profesores.

Por lo anterior hoy parece que las amenazas de represalias contra los maestros que se niegan a participar en las marchas y movilizaciones empiezan a dejar de surtir efecto. El “marchómetro” ha ido perdiendo su efecto represor, porque cada vez son más los integrantes de ese gremio que desoyen los llamados de sus dirigentes para participar en este tipo de manifestaciones violentas.

Aun así las calles de Oaxaca nuevamente se convirtieron en campo de batalla, y el sector más radical del magisterio sigue mostrando su verdadero rostro, afectando la economía y desarrollo de todo el Estado. Si bien es cierto que miles de profesores están de acuerdo con su postura y sus métodos de manifestación, este grupo se estima no rebasa a los seis mil profesores quienes son los que realmente participan en todas sus manifestaciones, dado que es el grupo de integrantes que son directamente beneficiados del manejo de la educación que ha tenido la sección 22 durante muchos años, pero aun suponiendo que fuesen otros miles más los simpatizantes, es una cifra mucho muy menor y no significativa en relación a los cientos de miles de oaxaqueños que se han visto afectados por la lucha que defiende intereses y privilegios de un grupo minoritario, que con o sin razón, no tiene comparación a la afectación de cientos de miles de oaxaqueños perjudicados con esa lucha.

Ante el hartazgo que estas protestas han provocado en la sociedad, muchos empresarios, comerciantes, padres de familia y ciudadanos “de a pie” han pedido a gritos al gobierno que ponga orden y aplique la ley, haciendo incluso uso de la fuerza pública.

Aunque sea de manera tardía, las autoridades estatales han empezado a dejar su actitud permisiva y hasta cómplice, no para violentar el derecho a la libre manifestación de las ideas, sino para proteger la integridad física y el patrimonio de los ciudadanos, así como el derecho de la niñez y la juventud a la educación.

Es cierto que ha habido un avance en este aspecto, pero no todo el terreno parece ganado pues quienes promueven este tipo de actos no parecen dispuestos a modificar su actitud, manejando la bandera de que su lucha es justa o beneficia a la educación, pero realmente es un movimiento de maestros y normalistas en el cual ya existe una amalgama de intereses, de los que se habla de grupos controlados por ex gobernadores, así mismo por políticos o partidos e incluso de ideologías extranjeras o participación de la guerrilla, teniendo ya una maraña de benéficos que buscan estos grupos.

Se requiere que las autoridades no cedan ante los chantajes y amenazas de siempre y que no les tiemble la mano para aplicar la ley con sus debidos protocolos contra quien la haya violado, pues de lo contrario seguirán permitiendo que por los intereses de unos cuantos se siga afectando la economía del estado, el patrimonio de los sectores productivos, el derecho de los ciudadanos a vivir en paz, y el derecho de los niños y jóvenes a recibir educación.

Lo que está sucediendo en el magisterio debe ser un llamado de atención para sus dirigentes, quienes deben darse cuenta de que ya no tienen con sus amenazas y represalias el control absoluto de sus bases, como ocurría en el pasado reciente; así como también ya están perdiendo el control que mantenían sobre los comités de padres de familia a través de sus presidentes y allegados que eran impuestos por la sección 22 seleccionando personas cercanas a su movimiento, además a través de sus acciones, que han afectado de múltiples formas a nuestra sociedad, su movimiento ha quedado reducido a ser popular solamente entre una fracción del magisterio y normalistas a cambio de una total impopularidad y falta de apoyo de la población en general, formando entre esta una imagen negativa.

Sin duda aún falta mucho, pero se ha avanzado en ese tema. Ojalá que pronto los ciudadanos de Oaxaca recuperen la tranquilidad y dejen de ser rehenes de los intereses de los líderes de grupos y organizaciones. Ojalá que los líderes de estos grupos y organizaciones entiendan que apostar a seguir sumiendo a los ciudadanos en el desorden, la incertidumbre, el caos, la violencia y el miedo, resulta una actitud suicida para su movimiento. Restándoles con cada acción apoyo y ganándoles repudio a sus movimientos de parte de los afectados.

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