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REPORTAJE. Comercio informal, un privilegio callejero

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06 de enero. El de los vendedores ambulantes no es un fenómeno reciente. El problema del ambulantaje aparece más bien como el resurgimiento de un fenómeno mucho más antiguo en nuestro país, pues las calles y las plazas de la ciudad de México han sido el principal lugar de venta desde la época prehispánica; como caso concreto baste recordar el tianguis de la plaza de Tlatelolco.

La ciudad de México era la más grande del nuevo mundo y generaba intensos flujos comerciales. Las formas de venta callejera ya eran complejas desde los inicios de la época colonial.

Un género de la iconografía colonial pinta esa complejidad, desde el puesto fijo del baratillo hasta las fruteras indígenas sentadas alrededor de la Picota, del zapatero del desembarcadero hasta el carnicero que andaba con su mula. En esa época la ciudad de México aparecía como un inmenso mercado abierto.

Los vendedores callejeros surgen de manera masiva en los archivos de la administración colonial a partir de la segunda mitad del siglo XVIII. Este hecho se explica por la situación demográfica y socioeconómica de la ciudad. México conoció entonces el auge demográfico más fuerte desde su fundación.

Ante este panorama el problema del ambulante en el país se refleja en la creciente participación del trabajo informal que se encuentra en las calles, banquetas y otros espacios públicos donde se vende de todo, desde frutas frescas hasta equipos electrónicos.

Y Huajuapan no es la excepción, pues día a día el incremento del comercio informal se ve reflejado; pero muchas veces su proliferación no sólo ha respondido a las necesidades de las personas, sino también a intereses de terceras personas e incluso ha servido como botín político de algunos líderes, partidos políticos e incluso de autoridades municipales.

En tan solo tres años el comercio informal creció considerablemente, llegando a ocupar cada vez más espacios en las principales calles de Huajuapan, e incluso en el interior del parque Independencia; ¿y qué decir del verdadero mercado en que se convirtió la calle Isabel la Católica mejor conocida como “La L”?.

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Y es que a pesar de los esfuerzos de las anteriores autoridades municipales para despejar las calles de comerciantes ambulantes, la pasada administración hizo un verdadero derroche de espacios que dejaron en evidencia su falta de autoridad o la magnitud de sus compromisos políticos.

Incluso la decisión de ampliar las banquetas en algunas calles del centro, que supuestamente tuvo la finalidad de ganar espacios para los peatones, realmente benefició a gran parte de los comerciantes ambulantes, que se han apoderado de ellos.

Pero aunque “La L” es el lugar donde se aprecia con mayor claridad el incremento del ambulantismo, no es el único, ya que en algunas calles como Trujano, Colón, Nuyoó y Zaragoza se observan cada vez más vendedores ambulantes; incluso ésta última se ha convertido en un verdadero tianguis, desde la esquina de Colón hasta el mercado Zaragoza, sobre todo los domingos, cuando los transeúntes tienen que circular por el arroyo vehicular, pues las banquetas están invadidas casi en su totalidad por los ambulantes y semifijos.

Antonio Ventura Amado, presidente de la organización Frentes Unidos de Comerciantes y Artesanos de Huajuapan, refirió que tan solo en la pasada administración que encabezó Luis de Guadalupe Martínez Ramírez el ambulantaje hasta en 100 por ciento, pues de un padrón de 600 ambulantes se incrementó al doble, en gran parte por el pago de favores políticos, generando desorden vial y conflictos entre las propias organizaciones.

Aseguró que su organización aglutina a 300 comerciantes informales que se encuentras dentro y fuera del centro de la ciudad.

“Esto fue un cambio de favores políticos en el cual les pagaron con espacios, que fueron desde apoyar a la autoridad; estos lazos se crearon con la autoridad pasada con otras organizaciones de comerciantes… Lamentamos que una autoridad en imagen del presidente haya formado otra organización y haya otorgado permisos en la vía pública”, dijo.

Ventura Amado abundó que la pasada administración “infló” el padrón con comerciantes foráneos originarios de Tehuacán, Puebla, el Estado de México y comunidades de la Mixteca.

“Organizaciones que de repente empezaron a salir, que fueron lideradas por ellos y les otorgaron lugares como el parque y otras calles”, dijo.

Y es que hoy en día el ambulante ya no es más el vendedor aislado de frutas, verduras o comestibles: ahora se ha transformado en ;un actor inserto en organizaciones sociales activas que cumplen una función política y económica importante en el contexto de la ciudad.

La lucha por el espacio es la norma, es la lucha por la supervivencia de varias personas dispuestas a todo por defender su fuente de ingresos. Ya no es sólo el vendedor de productos tradicionales, sino el distribuidor de mercancías de importación, generalmente chinas, que forma parte de una cadena económica globalizada. ¿Y qué decir de aquellos comerciantes fijos que aprovechan el comercio informal para también llevar agua a su molino? Porque no son pocos los que proporcionan mercancía “a consignación” a los comerciantes ambulantes, para que éstos la vendan en la vía pública.

Ante estas acciones los comerciantes ambulantes se han enfrascado en manifestaciones por la disputa de los espacios, lo que ha generado enfrentamientos entre las mismas organizaciones.

Ventura Amado aseguró que en los últimos tres años en Huajuapan se generó una rencilla entre organizaciones, al amparo de la administración de Luis de Guadalupe Martínez, pues de ser sólo una organización en la ciudad, el ayuntamiento permitió la instalación de comerciantes de dos organizaciones más.

“Es necesario que se ordene, porque la ciudadanía nuevamente nos puede satanizar al pensar que nosotros somos los culpables, que no queremos poner orden y en beneficio de todos”.

El dirigente señaló que la proliferación del comercio informal ha ganado terreno cada vez por la invasión de banquetas y por las dimensiones de los puestos, pues a pesar de que el ayuntamiento cuenta con un Reglamento de Mercados, la pasada administración no lo aplicó.

Pero el desorden que han creado las autoridades por sus intereses personales o políticos ha traído consigo que los liderazgos en el comercio informal crezcan al amparo de las propias autoridades, generando con ello una “minita de oro” a través de sus agremiados.

De ello da cuenta Joel Mendoza Orduña, comerciante de la calle Isabel La Católica, mejor conocida como “La L”, quien refiere que algunos dirigentes le solicitan a sus agremiados cantidades de cinco mil pesos por “derecho de piso”.

“Hay líderes que manejan a la gente a su manera, y no puedes expresar lo que piensan; además los dirigentes benefician a comerciantes fijos para salir a ocupar un espacio informal”, dijo.

Y como bien comenta, los espacios muchas veces no son otorgados a las personas más necesitadas como es el caso de “La L”, sino a quienes están dispuestos a pagar la cantidad que los líderes les solicitan, sin importar que en algunos casos se trate de comerciantes que tienen locales de grandes dimensiones en esa área, o de comerciantes ambulantes que dejan a un familiar vendiendo en ese lugar, mientras ellos lo hacen en las calles del centro.

“En ‘La L’ tienen su local y todavía tienen sus puestos afuera, que no deberían tener espacio porque deberían de darlo a la gente más necesitada”, dijo.

Mendoza Orduña pidió a la actual administración una solución al tema.

Por su parte, María Montes González, presidenta del Sindicato Libertad y 23 de Octubre, quien aseguró que su organización aglutina a 63 agremiados originarios de Huajuapan y foráneos, negó que haya hecho del comercio informal un negocio personal.

“En Huajuapan no hay ninguna fuente de trabajo, y lo que hacemos es apoyar a personas que no encuentran como sostener a sus familias”, dijo.

Pero refiere que la disputa que sostiene con otra organización en “La L” se ha generado por los espacios. Asimismo comentó que su agrupación siempre se ha establecido en este lugar; sin embargo, al separarse de la Asamblea de los Pueblo Indígenas (API), se convirtió en el sindicato Libertad, pero aseguró siempre se han conducido con respeto a sus agremiados y sin traficar con los espacios de la vía pública.

“No tenemos el derecho de vender el espacio que es municipal“, dijo.

El presidente de la comisión de mercados del ayuntamiento de Huajuapan, Eduardo Jaime Silva Hernández, aseguró que a cinco días de haber asumido el cargo, la administración que encabeza Martín Aguirre Ramírez tiene muy presente el tema, y aunque aún no hay acercamiento con los dirigentes de las organizaciones, tendrán que atenderlo a través del diálogo, para que se logren los consensos entre estos grupos.

Sin embrago advirtió que es un tema en el que se tendrá que poner orden ante una alta proliferación del comercio informal en la ciudad.

El tema del ambulantaje en Huajuapan sigue siendo una asignatura pendiente para los gobiernos municipales, pero también un botín para las propias autoridades y para los dirigentes de las organizaciones, quienes han encontrado la fórmula correcta para continuar fortaleciendo el musculo del comercio informal con el fin de tener un privilegio callejero.

– Denise Luengas

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