Semaforización: ¿necesidad, negocio o capricho?

R E P O R T A J E

Denise Luengas

15 de enero. La reciente puesta en marcha de la semaforización en Venustiano Carranza, una de las principales avenidas de Huajuapan, marca el inicio del segundo intento del ayuntamiento por sacar a flote un proyecto de reordenamiento vial que en un primer momento fracasó, como en su oportunidad reconoció el presidente municipal Luis de Guadalupe Martínez en una contradictoria declaración.

En efecto, aunque en la sesión ordinaria de Cabildo del 30 de junio de 2015 el edil dijo que el Reordenamiento Vial “no fue un plan fallido”, anunció que las calles de la ciudad, con excepción de Zaragoza y López Alavez, volverían al sentido de circulación que tenían anteriormente, porque el proyecto no funcionó:

“El 80 por ciento de esta acción no funcionó técnicamente y tampoco fue aceptada socialmente”.

A pesar de esto, en su Segundo Informe de Gobierno anunció que en el lapso de tres meses volvería a implementar dicho proyecto. Pero sorpresivamente los tiempos se adelantaron y cuando apenas habían transcurrido cuatro días del nuevo año puso en marcha la semaforización, quedando un semáforo en cada esquina del tramo de las avenidas 2 de abril y Venustiano Carranza comprendido entre las calles Cuauhtémoc y Tapia.

La instalación de los nuevos semáforos ha generado la inconformidad de muchos ciudadanos que conducen vehículos de motor o que utilizan el servicio de transporte público, aunque ha sido bien aceptada por gran parte de los transeúntes, ya que los semáforos contemplan un ciclo para el paso peatonal.

En la semaforización de Venustiano Carranza el ayuntamiento incurrió en muchos de los errores que motivaron el fracaso de la primera etapa del reordenamiento vial: no se informó ni oportuna ni adecuadamente a los ciudadanos sobre esta medida; tampoco se previeron los problemas que la instalación de los nuevos semáforos generaría y, por lo tanto, tampoco hubo un proceso de diálogo con los vecinos y comerciantes que resultarían afectados.

Los resultados observados durante los diez primeros días parecen indicar que nuevamente falló la planeación, por lo que una vez “ahogado el niño” se ha tratado de “tapar el pozo”: hasta que algunos vecinos y comerciantes empezaron a manifestar su inconformidad, las autoridades decidieron reunirse con ellos para dialogar; hasta que surgieron las inconformidades porque los vehículos de servicios no tenían donde estacionarse y los taxis no tenían áreas apara el ascenso y descenso de pasajeros, se empezaron a levantar los adoquines de las banquetas para delimitar bahías.

Otro problema que se ha observado es que la señalización es inadecuada e insuficiente, lo que ha provocado que se requiera de un verdadero ejército de policías o auxiliares viales para tratar de poner orden, lo que no siempre consiguen. Y en cuanto éstos se retiran, el caos se hace presente. Tal es el caso de la esquina de Carranza y Casimiro Ramírez, donde no existen los señalamientos horizontales para indicar que los vehículos que van a seguir de frente hacia el poniente deben tomar el carril de la derecha. Y peor aún, en las horas pico el carril de la derecha resulta insuficiente, por lo que los vehículos que van a dar vuelta tampoco pueden avanzar.

En otras ciudades no se presenta este problema porque los vehículos que siguen de frente se mantienen en su carril, y los que se desvían hacia el carril derecho son los que van a dar vuelta a la izquierda.

Por otra parte, la semaforización ha provocado el congestionamiento de la calle Constitución en el tramo comprendido entre Bravo y Carranza, pues los vehículos tienen que esperar hasta cuatro o cinco ciclos del semáforo para cruzar o incorporarse a la avenida, pues para ellos el “siga” dura escasamente diez segundos.

Asimismo, ha provocado un mayor congestionamiento en la avenida 2 de abril, desde el entronque con Pedro Moreno hasta la calle Trujano, y en ocasiones hasta Juárez, así como el incremento del tráfico en la calle Campillo, donde en las horas pico se provocan embotellamientos en la esquina con la calle Olimpiadas, pues la carga vehicular rebasa la capacidad del semáforo ubicado en la esquina del recién inaugurado Hemiciclo a Juárez.

Como ocurrió en la etapa fallida del reordenamiento vial y como ha ocurrido en otros temas, las contradicciones entre los integrantes del ayuntamiento y entre éstos y quienes elaboraron el proyecto no se han hecho esperar.

En una entrevista concedida a este medio a principios de noviembre, el regidor de Vialidad y Movilidades, Fidel Ángel López González dijo que la ubicación de los nuevos semáforos no estaba indicada en el Proyecto de Reordenamiento Vial. Agregó que el área de Infraestructuras o la Presidencia Municipal definieron los lugares donde deberían instalarse los semáforos, a partir del análisis realizado por la empresa que se encarga de su colocación.

“Las que se tomaron en cuenta ahorita fue una decisión por parte de Infraestructuras, tengo entendido que a esta empresa se le proporciono el Proyecto de Reordenamiento Vial y ellos hicieron su propio análisis y estudio. Los lugares no es una decisión de la comisión de Vialidad, es una decisión de la Presidencia o de la comisión o Regiduría de Infraestructuras”, manifestó.

Sin embargo, el 31 de diciembre pasado el comisionado de Seguridad Pública y Vialidad, Cristian Reyes Ramírez, lo contradijo al asegurar que el estudio de Reordenamiento Vial sí señalaba los lugares en los que se deberían ubicar los semáforos:

“En el proyecto vial viene la propuesta de semaforización, se hace un análisis en base a esta propuesta y se determina que estos lugares son los adecuados para los semáforos; sí lo contempla”, dijo.

En una segunda entrevista sobre el mismo tema, el regidor López González se retractó de sus declaraciones anteriores, al asegurar que el proyecto sí contemplaba los cruces en que se deberían instalar los nuevos semáforos.

Pero al retractarse puso al descubierto una nueva incongruencia, pues afirmó que el proyecto contemplaba que no existieran semáforos en las esquinas de Carranza con Nuyoó y Carranza con Casimiro Ramírez.

“Si, no recuerdo si exactamente dije que no se establecían los semáforos en todas las intersecciones. Efectivamente revisando el Proyecto de Reordenamiento Vial, marca dos puntos donde no deben existir semáforos, uno es en la calle de Nuyoó esquina con Carranza, nosotros tuvimos la inquietud de cómo era posible que no existiera aquí este tipo de dispositivo si es uno de los cruces más peligrosos y donde la gente más nos ha dicho que no puede pasar. El otro es la calle de Casimiro Ramírez y Carranza, ese es el otro punto en donde no deberían existir semáforos”, reconoció.

A pesar de eso, las autoridades municipales no hicieron caso y decidieron dejar el primero, que ya existía, e instalar el segundo, porque la empresa contratada para la instalación de los semáforos, Nueva Imagen Vial y Urbana S.A. de C.V. dijo que no deberían estar muy alejados uno del otro… aunque tampoco garantizó un funcionamiento óptimo de los mismos.

“La decisión de los semáforos fue también aprobada porque este tipo de semáforos con esta nueva tecnología, controlada por GPS, por medio de satélite, nos dice la empresa que no pueden estar distanciados uno del otro para que funcionen de una manera correcta. Nos explicaban también que la señal aquí en Huajuapan dificulta que estén manejados a un nivel óptimo. Nosotros entendemos esta situación tecnológicamente novedosa, mas sin embargo creemos que la instalación de estos semáforos en estos lugares sí es la necesaria”, aseguró.

Antes estas palabras queda la duda de si el ayuntamiento pagó más de dos millones de pesos para la elaboración de un proyecto que no era el adecuado, o si una de las causas por las que no funcionó fue precisamente porque las autoridades no lo aplicaron de la forma correcta, o e plano lo hicieron a un lado… o si hubo un poco de ambas cosas.

Pero las contradicciones no terminan allí, pues el jefe de la Unidad Politécnica de Integración Social y profesor de Transporte Urbano de la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería y Ciencias Sociales y Administrativas (UPIICSA), Javier Hernández Hernández, aseguró que esa institución, que fue la encargada de la elaboración de la primera parte del proyecto, no contempló la instalación de los semáforos”:

“En lo que nosotros participamos como UPIICSA no llegamos al nivel de establecer un sistema semafórico estable. Llegamos a una propuesta general, pero no llegamos al detalle y menos a la instalación de un semáforo en cada intersección, porque no teníamos en ese momento algo claro para llegar a ese detalle”, dijo.

Aunque mencionó que no existe una norma específica que determine la distancia que debe existir entre un semáforo y otro, dijo que sí hay referencias como la existencia de zonas escolares próximas, el volumen peatonal y de vehículos. Pero el punto fundamental es la adecuada sincronización de los semáforos, lo que tampoco existe en el caso de Huajuapan.

“Primero hay que ver los volúmenes de vehículos que se incorporan en una vía primaria, si tenemos volúmenes que no permiten la incorporación de las vías se puede justificar, el punto fundamental aquí es la sincronización de los semáforos, si están mal sincronizados seguramente habrá un desorden”.

Por si fuera poco, las declaraciones realizadas el 28 de abril de 2015 a este medio por José Enrique González Villaseñor, representante de la empresa Consultores en Vialidad y Transporte S.C., a la que el ayuntamiento contrató para realizar la segunda etapa del Proyecto de Reordenamiento Vial, también contradicen al regidor de Vialidad y Movilidades y al comisionado de Seguridad Pública y Vialidad:

D.L.: “¿Dentro del Proyecto de Reordenamiento Vial que ustedes propusieron se contemplaba la instalación de semáforos, y sobre todo en cada esquina como se ha anunciado en sesión ordinaria de Cabildo? ¿así lo propusieron?”. J.E.G.V.: “No, no, no. Se identificaron algunas intersecciones que se generaban para controlar, para favorecer la seguridad de los peatones, principalmente, y en aquéllas en las que ya existían semáforos, la optimización tanto del equipo de semáforos como la reprogramación de todos ellos para que realmente brindaran seguridad y tránsito continuo”

El regidor López González aseguró que el presidente municipal es quien ha tomado las decisiones como la instalación de los semáforos y topes, así como las adecuaciones a las vialidades, pero él las respeta porque las considera adecuadas. Considera que si no han funcionado ha sido por falta de cultura vial por parte de los ciudadanos.

En este nuevo proyecto, para el que el cabildo autorizó una inversión de cuatro millones de pesos, los ciudadanos esperan que los errores se corrijan, que exista una verdadera transparencia, y que ésta no sea otra historia de experimentos, ensayos y fracasos, como lo fue la primera etapa del reordenamiento vial. Esperan que el saldo final no sea otra vez el caos en las vialidades, la afectación de las ventas en el comercio y los miles, tal vez millones de pesos tirados a la basura por la improvisación y la falta de planeación.

Sólo el tiempo despejará la duda de si el proyecto de semaforización responde a una verdadera necesidad, es un negocio o simplemente un capricho.