Denise Luengas
08 de enero. La Enfermería es una profesión que está más ligada al humanitarismo que a los reflectores y el reconocimiento. La labor de quienes bien podríamos llamar “ángeles de la salud” está enfocada básicamente a ayudar a salvar vidas sin espera ningún tipo de reconocimiento, atendiendo a cada paciente sin importar su condición social o económica, su filiación política o su credo religioso.
El 6 de enero de cada año, coincidiendo con el Día de Reyes, se celebra en México el Día de la Enfermera y el Enfermero. Esta celebración la instituyó en 1931 el médico José Castro Villagrana, entonces director del Hospital Juárez de la ciudad de México, al considerar que la presencia de las enfermeras era un “regalo de Reyes” para los pacientes.
Ser enfermera implica entregarse en cuerpo y alma al cuidado intensivo de los enfermos, y requiere de diversas cualidades, entre las que se encuentran el valor, la abnegación, el sacrificio y el amor”. Así lo plasma el “Himno de la Escuela Militar de Enfermeras”:
“Enfermera valerosa, cumple siempre con empeño tu misión, en la lucha no desmayes, en la hora de la prueba ten valor. Enfermera se valiente, al herido cuida siempre con amor si la muerte te sorprende, tu deber sabrás cumplir con la nación”.
A lo largo de los años sobran los ejemplos de enfermeras que han dedicado su vida al cuidado de los pacientes, sacrificando muchos aspectos de su vida personal y familiar. En los momentos más difíciles, cuando la salud e incluso la vida están en riesgo, surge la figura de la enfermera para atender a quienes han caído en cama víctimas de una enfermedad, o a quienes han tenido la desgracia de sufrir un accidente.
Pero la figura de la enfermera también se hace presente en el momento más feliz de una mujer: cuando da vida a un nuevo ser.
De esto nos da cuenta Edith Cruz Rosario, enfermera especialista en Pediatría y supervisora de Enfermería en el turno matutino del Hospital General “Pilar Sánchez Villavicencio”. Ella tiene 30 años de servicio en la Secretaria de Salud y comenta acerca de la labor que realizan todos los días estos “ángeles de la salud”.
“La labor de la enfermera es meramente humanista y enfermería la ciencia del cuidado. La labor diaria de la enfermera es cuidar al paciente y sobre todo no descuidando el lado humano; desafortunadamente se va deshumanizando debido a la carga de trabajo, al estrés de la vida diaria, pero cuando se termina la profesión de enfermería se hace un juramento, siempre de estar a favor de la vida y es lo que siempre tenemos presente”, dijo.
La de Enfermería está considerada una carrera universitaria a pesar de ser más corta y de que la formación que se imparte implica menores conocimientos que la de Medicina; sin embargo no siempre se ve de esta manera.
“Enfermería está considerada como una profesión, todas las enfermeras nos hemos preparado, antiguamente se decía que enfermería era una ciencia, cuidado o un oficio, arte y tal vez de allí vino el mal entendido de que somos artesanas”, comenta la enfermera Edith Cruz.
Agrega que actualmente existen maestrías y doctorados en enfermería, y a nivel nacional existe una enfermera con doctorado dentro de la Comisión Permanente de Enfermería.
Por su parte, la directora de la Escuela de Enfermería dependiente de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO), Lourdes Pacheco Vásquez, asegura que las enfermeras han luchado para que a esta profesión se le otorgue la importancia que cualquier otra carrera.
“Finalmente es una profesión. Estamos en la lucha de rescatar que la población no nos vea como cualquier otro oficio, que todos tienen un valor, pero que finalmente esto es una profesión dedicada a la atención del ser humano y que no lo podemos olvidar. Si fuera un oficio sería muy fácil, porque no nos interesaría la vida, pero nuestros profesión está dedicada a abrir y cerrar ojos de forma profesional”, dijo.
La enfermera Edith Cruz asegura que para ser enfermera hay que tener una verdadera vocación, aunque reconoce que su labor se ve limitada por la falta de presupuesto, de material y de medicamentos, entre otros insumos necesarios para desempeñar su función de manera adecuada. Agrega que estas carencias no son nuevas, pues han existido siempre.
“Como seres humanos existe de todo, nos sentimos con impotencia de no resolverlo, falta material, infraestructura, equipo; sientes la presión de la vida del paciente y la presión de los familiares. Desafortunadamente no existe mucha información, entendemos que es parte de la angustia, que nos den lo mejor y que quizás no esté en nuestras manos resolverlo, pero nunca se ha hecho un mal trato con mala intención”, dijo.
Pacheco Vázquez reconoce que existen quejas, sobre todo de los familiares de los pacientes, sobre el servicio y el trato que brindan las enfermeras, pero lo atribuye a la misma naturaleza de la actividad, así como a las carencias que enfrentan y a la presión constante a la que están sometidas.
“A veces es un poco decepcionante, son momentos que uno vive y pueden decir me tocó la mala suerte de que me toque una enfermera mala. No es de esta manera, pero a veces no estamos en ese momento de humildad, sencillez y profesionalismo, sin embargo todo somos profesionales”, dijo.
A su vez, Hortensia Eva Ramírez Pastor, quien es enfermera del Hospital General Pilar Sánchez Villavicencio, con 30 años de servicio, aseguró que esta profesión requiere de entrega y sacrificio:
“Las 24 horas de los 365 días del año trabajamos, nuestra labor es estar con el paciente el tiempo que lo requiera…1:25 nuestra labor es difícil y muchas veces nuestras familias no entienden nuestro trabajo porque tenemos que dejar muchas veces a nuestros hijos y enfermos para venir a trabajar”, dijo.
Hasta hace no mucho tiempo la enfermería estaba considerada una actividad casi exclusiva de las mujeres, pero en los últimos años se ha incrementado el número de varones que estudian esta carrera. Sin embargo, aún no es muy frecuente encontrar enfermeros en los hospitales; una de las razones es que las pacientes aún se cohíben ante ellos, como refiere la enfermera Ramírez Pastor:
“Actualmente hay un enfermero nada más el resto somos mujeres, como 90 en el hospital, en la actualidad existe más enfermeros entre pasantes y enfermeros…02:25 aproximadamente tiene ocho años trabajando en el hospital y de algunas mujeres pacientes se cohíben pero ellos se van ganado la confianza poco a poco, pero el trato hacia nuestros pacientes nos dan esa confianza, todos estamos preparados para dar atención”, dijo.
La directora de la Escuela de Enfermería informó que actualmente en la institución la matrícula es de 367 alumnos, de los cuales el 25 por ciento son hombres y 75 por ciento por ciento mujeres.
“Si, había un poco de renuencia por parte de la población, principalmente por parte de las pacientes al no permitir que fueran atendidos por ellos, pero poco a poco se van concientizando, 02:52 Inclusive son más solicitados porque tenemos un grupo de hombre que egresaron y fueron contratados de manera particular”, dijo.
La responsabilidad que implica esta actividad ha motivado a las instituciones de salud públicas y privadas a no contratar personal que no cuente con el título correspondiente.
La decisión de ser enfermera o enfermero no puede tomarse a la ligera, pues implica tener que librar todos los días, al lado de los médicos, una batalla contra la muerte. Es una actividad que va mucho más allá de tomar los signos vitales al paciente, de administrarle los medicamentos a la hora y en la forma indicada, de alimentarlos y asearlos; implica ayudarlos a superar el dolor, no sólo el físico sino el moral; brindarles cariño, inspirarles confianza e infundirles ánimos para superar su enfermedad y luchar por seguir viviendo.
Por eso las enfermeras y los enfermeros son verdaderos ángeles que velan el sueño de los pacientes de día y de noche. Y, como lo refieren algunas de ellas, al final de la jornada lo único que les queda es la satisfacción de haber ayudado a aliviar el dolor, haber ayudado a salvar vidas… y haber contribuido a traer al mundo a un nuevo ser.