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Sin más opciones que la calle. Una realidad ignorada

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Denise Luengas

12 de junio. Inmersos en una sociedad que los ignora, en Huajuapan los limpiaparabrisas, los tragafuegos y payasos han creado una subcultura que vive en los cruceros de nuestra ciudad.

La falta de empleo propicia que salgan a las calles desde niños hasta personas de la tercera edad para realizar actividades que les permitan ganar unos pesos al día.

Año con año la situación económica es más difícil, y se refleja en el salario mínimo y en el costo de la canasta básica. A partir del primero de abril de 2015 el salario mínimo general en el área geográfica “B”, en la que se encuentra Oaxaca, es de $68.28 pesos diarios $1.83 pesos más que el del año anterior.

Las oportunidades de vida se agotan para algunos sectores de la población.

Quienes se ganan la vida en los cruceros sólo necesitan una botella de agua, una bolsita de detergente, una esponja para esparcir el jabón, una goma para jalar el agua, así como una botella de diésel; pero también la suerte de toparse con conductores pacientes y generosos.

Irma, originaria de esta ciudad, refiere que trabaja desde hace nueve años como limpiaparabrisas. En un primer momento trabajaba desde las ocho de la mañana hasta las nueve de la noche, y durante toda la jornada la acompañaban sus hijos. Sin embargo, tuvo que disminuir el tiempo de trabajo porque tiene que atender a sus hijos tres hijos, de 11, 9 y 7 años de edad.

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Los tres cursan la primaria, lo que incrementa los gastos del hogar, a pesar de que su esposo, de oficio herrero, aporta la mayor cantidad de dinero para cubrir los gastos de primera necesidad.

Irma dice que no solo hay que sacar para el vestido, la alimentación y muy de vez en cuando un pequeño “lujo”, pues hay que comprar los artículos necesarios para la educación de sus pequeños, además de las multas que van de los 100 a los 250 pesos por no asistir a las reuniones, tequios u otras actividades.

Dice que en la actualidad el padre y la madre tienen que salir a buscar el pan de cada día, pues el dinero nunca alcanza. Asegura que ésta es la realidad de un país donde las oportunidades “siempre serán para pocos”.

“Ya había probado otros empleos antes, pero abarcan mucho tiempo y no te pagan un buen sueldo. Trabajé en taquerías, tiendas, e incluso puse un puesto, pero también se invertía mucho tiempo y a mis hijos no quería abandonarlos… 04: “Es un problema muy grave en Huajuapan; faltan proyectos que generen empleos, que para nosotros haya más oportunidades y que el empleo sea menos riesgoso, porque nosotros trabajamos en la carretera”, dijo.

Relata que en media hora puede limpiar 30 parabrisas de los vehículos, pero a veces sólo obtiene 15 pesos. En los días “buenos” su ingreso puede ser de 70 a 80 pesos.

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“Te tienes que acostumbrar a trabajar como hombre, porque siempre se ha visto a ellos realizando este trabajo y no es común que una mujer lo haga. Si estamos trabajando en esto es porque los sueldos en Huajuapan no ayudan, en casi todos los empleos pagan muy poco y no alcanza para los gastos de la familia”, dijo.

Refiere que el trato de los automovilistas hacía con ella ha sido cordial, contrariamente a lo que han enfrentado otros de sus compañeros que también trabajan en la calle 2 de abril, pues algunos conductores les han echado encima el vehículo y los “hacen menos”, a pesar de que lo único que ellos buscan es llevar el sustento a sus hogares.

“No todos los que limpiamos parabrisas somos drogadictos o borrachos. Si estamos en este trabajo es para ayudar a que salga adelante nuestra familia, no tanto por los vicios”, dijo.

Irma dice que en estos nueve años ha encontrado a personas de todo tipo: amables, gruñonas, estresadas y caritativas, pero la necesidad le hace aguantar no sólo los rayos de sol o la lluvia, sino el humor de los automovilistas quienes le dan uno, dos, cinco y a veces hasta diez pesos. Algunos le regalan fruta… otros simplemente le dan las gracias.

Manuel, quien es originario del Estado de México y tiene 34 años de edad, es otro limpiaparabrisas que se ha visto en la necesidad de realizar esta actividad para sostener a su esposa y a su hijo, ante lo que considera la indiferencia del gobierno y de la sociedad.

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“Yo soy artesano pero lamentablemente no tengo para invertir en mi negocio 03:33 La situación es que la gente que esté arriba sea consciente porque está a cargo de brindar mejores oportunidades a su pueblo, como el gobernador, el presidente; deben ser conscientes del problema que estamos viviendo”, refiere.

Manuel dice que este trabajo sólo le da para medio comer, pues sólo cuando le va bien puede llevar a su casa un pollo. Su ingreso diario puede ser de 50, 100 y hasta 200 pesos, por lo que tiene que realizar otras actividades como vender ropa, aluminio, cartón y plástico, emplearse como albañil o descarga fruta en los mercados.

“Llegamos como a las diez de la mañana y nos vamos a las ocho de la noche, para llevarnos cien o 200 pesos, aparte la comida; compramos pollo, frijolitos, a veces arroz, jamón un poquito de queso”.

Pese a los malos tratos de algunos automovilistas, dice que los comprende e incluso agradece a quienes le apoyan, porque gracias a este dinero lleva un día más a casa el sustento.

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Menciona que en el lugar donde se ubica se pueden concentrar de dos a seis limpiaparabrisas, pero asegura que “el sol sale para todos”.

La realidad de Lupita, quien es originaria del estado de Puebla y es tragafuegos, no difiere del resto de las personas que se emplean en la calle, pues tiene que luchar todos los días para poder subsistir.

Desde las seis de la tarde hasta las diez de la noche se dedica a “tirar fuego”, pero por las mañana también trabaja de limpiaparabrisas. Comenta que hace cinco meses se estableció en la calle Nuyoó.

“Al principio cuesta trabajo pero ya lo aprendes y vas tomando practica poco a poco. Me enseñó un chavo que vino de Tehuacán… 01:46 Algunos lo ven bien, otros mal, pero todo es chamba. La cuestión es que no les estamos haciendo daño, no andamos robando ni nada; siento que trabajamos honradamente sin hacerle daño a la gente”.

Por día Lupita puede generar ganancias de hasta 300 pesos, pero esta cantidad no cubriría sus gastos médicos en caso de requerirlo, pues diariamente trabaja con diésel. Comenta que al final de su jornada tiene que tomar un litro de leche para “cortar” el diésel que pudiera ingerir.

Sin la esperanza de llegar a tener acceso a la asistencia social, Lupita dice que cada día enfrenta nuevos retos y que es feliz haciendo lo que hace sin afectar a terceros.

“Nosotros trabajamos en la calle porque no hay empresas o fuentes de empleo, y por lo cual tenemos que recurrir a este tipo de trabajos, ya que en los establecimientos chambeas todo el tiempo y no te pagan lo que debe ser, por ello buscamos otras opciones para sobrevivir”, dijo.

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A sus 25 años Lupita ha visto la otra realidad y a pesar de que no sabe de economía conoce perfectamente la necesidad y la urgencia de que se implementen programas de desarrollo social, orientados sobre todo a generar en Huajuapan y en todo el país empleos bien remunerados y con adecuadas condiciones laborales, para que los más pobres no tengan que buscar otras salidas como robar o enrolarse en el crimen organizado.

“Es un poco complicado el trabajo porque al estar en la calle corres un poco más de riesgo, pero al fin y al cabo es trabajo… Es mejor este trabajo que sacar una navaja para asaltar o matar a alguien”, asegura.

Quienes trabajan en la calle no quieren ser objeto de lástima, pero tampoco se resignan a enfrentar todos los días la indiferencia de la gente. La mayoría de ellos refieren que su trabajo "no les da para vivir”, pero prefieren hacer esto antes que robar.

Son esos seres que están todos los días en los cruceros de la ciudad, pero aunque pasamos junto a ellos, muchas veces no los vemos, o no queremos verlos, porque nos recuerdan una realidad que quisiéramos ignorar: una realidad caracterizada por el olvido, el abandono y la indiferencia.

Un comentario

  1. juanito /

    Esta es de las muchas realidades de pobreza que vivimos en nuestra región, de pobreza y marginación. Los gobernantes solo buscan enriquecerse a costa de lo que sea, no les importan las personas, solo el dinero. Y no se dan cuenta que al final de su vida como dice la canción, «nada se llevarán», urge cambiar la politica que beneficia a unos cuantos por la política del bien común. Pero así como estan las cosas esto parece una utopía. ¿Qué hacer? no se parece «misión imposible»

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