Las madres, guerreras invencibles

Denise Luengas

8 de mayo. Cada vez que nace un bebé también nace una madre… A pesar de las adversidades que a diario enfrentan para lograr sacar adelante a sus hijos, nunca se dan por vencidas.

Este 10 de mayo, Día de las Madres, será para algunas un festejo inolvidable, pero para otras esta celebración pasará inadvertida. Tal es el caso de Dolores, quien en el nombre lleva la historia de su vida. Además de cargar a cuestas su viudez, enfrenta el abandono de sus hijos. A pesar de todo no puede dejar de amarlos ni de agradecer a Dios por haberle regalado esos ángeles, como ella les llama… aunque hoy se hayan olvidado de ella.

Dolores vive la tercera edad. Se le ve cansada y en su mirada se aprecia un dejo de tristeza. Pero su rostro se ilumina cuando habla de sus hijos, cuando recuerda que dio todo por ellos, que daría incluso su vida y su alma por ellos si fuera necesario. Asegura que no les guarda rencor ni se arrepiente de haberlos traído al mundo; por el contrario, volvería a hacerlo con gusto, aunque hoy la hayan abandonado.

Originaria de Santiago Cacaloxtepec, doña Dolores pasará este 10 de mayo como cualquier otro día del año: pidiendo unas monedas a los automovilistas en un crucero de esta ciudad.

“No tengo dinero, ni hijos, además mi esposo se murió”, dice.

Para Lilia, madre divorciada, y para Lupita, madre soltera, tampoco ha sido fácil ser madre y padre a la vez. Ambas han tenido que convertirse en guerreras invencibles y luchadoras incansables, como la mujer de la emblemática canción de Denise de Kalafe.

Lilia asume de manera positiva las adversidades de la vida, pues siempre sonríe cuando cuenta los problemas que ha tenido que enfrentar. Hace seis años enfrentó un divorcio, situación para la que, asegura, nunca se está preparada. Desde entonces ha tenido que sacar adelante a sus tres hijos, de 21, de 20 y de ocho años de edad, respectivamente.

“Es llenar un vacío que realmente no nos tocó y no estamos preparados y a veces por más esfuerzo que uno haga no logra complementar eso. El tener al papá ausente, necesitarlo y no encontrarlo, el esperar un apoyo que no va a llegar, en sus aspecto es bastante complicado explicarlo, ellos preguntan y uno tiene que dar respuestas y es cuidar esa parte, es el papá y no se puede echarle tierra o ser sinceras, hay que cuidar esa parte”, dijo.

La situación de Lilia es más complicada porque tiene que viajar constantemente a la ciudad de México para que su hija Pao, quien padece osteogénesis imperfecta u osteogenia imperfecta (también conocida como huesos de cristal), reciba la atención médica necesaria. Este trastorno se presenta al nacer y se caracteriza por una fragilidad excesiva de los huesos.

Lilia comenta que ha sido complicado cubrir todas las necesidades de su hijos pero a cambio ellos han sido el motor que la ha  motivado a salir adelante. Además, ha contado con otro ángel: su madre, quien al igual que el resto de su familia le ha brindado su apoyo para enfrentar su situación.

“Siento que es la parte más difícil el poder tratar de que ella este bien a pesar de la ausencia de la otra persona (…) Como mamá todas nos esforzamos, pasamos momentos y situaciones difíciles, pero me siento afortunada por las tres bendiciones que tengo en mi vida y realmente ellos son mi motivo”.

Aunque su exesposo la apoya económicamente, no es suficiente, por lo que ella ha tenido que trabajar, además de recurrir a algunos préstamos y al apoyo de la familia para sacar adelante a sus “pequeños”. Y lo ha logrado: Pao estudia en la Normal Experimental Huajuapan y hoy lleva una vida casi normal, lo que los médicos consideran un milagro.

“No hay mejor bendición y responsabilidad que la de ser mamá, siempre he dicho, una la puede regar en todo pero la mayor responsabilidad son nuestros hijos. Tengo un amigo que me decía que los niños viene como papel en blanco entonces los hijos son prestados y piensa como se los vas a regresar a Dios el día que te los pida”, dijo.

Por su parte, Feli ha sacado adelante a su hija sin contar con el apoyo de una pareja, pero asegura que se siente contenta porque su pequeña Fátima, llena toda su vida. Por eso prefiere “dar vuelta a la hoja” y seguir disfrutando de su pequeña.

Ella es originaria de Santa María Tutla y refiere que este 10 de mayo como ya es tradicional en su comunidad, el agente municipal festeja a todas las madres: les pone Las Mañanitas y por la tarde realiza una comida en honor a las reinas de la casa.

Pero para Feli lo más importante es el festejo de su hija Fati, quien durante el festival escolar le entrega alguna manualidad que ella hizo, y le da un abrazo, de esos que no se cambian por nada porque refleja el verdadero amor y calor a la mamá.

Para las madres, luchar porque sus hijos salgan adelante y sean felices implica grandes dificultades, pero nada les detiene.

 

Cuando nacemos nadie nos entrega un manual de instrucciones. Pero siempre está allí una madre para cuidarnos, enseñarnos y brindarnos su amor. Una madre dispuesta a enfrentar cualquier obstáculo y a dar todo por nosotros. Una madre que nos enseña, que nos escucha, que nos inyecta la fe en la vida. Una madre que nos apoya cuando todos nos dan la espalda; que ríe cuando reímos, que llora cuando algo nos hace sufrir; que está con nosotros cuando exploramos el mundo, cuando soñamos, cuando creamos.

Por todo esto, no sólo hoy, sino cada día de nuestra vida tendríamos que iniciar el día con una frase: “¡Gracias, mamá!”.